La anterior capilla de Santiago El Mayor fundada a comienzos del siglo XVI por Juan de Alagón, Comendador de la Orden de Santiago, fue reformada por el arzobispo Antonio Ibáñez de la Riva Herrera en 1695, transformándola al estilo barroco, tal como la vemos ahora.

Su portada es una de las más espectaculares de la catedral. Posee dos grandes grupos escultóricos con sendos prisioneros atados a una palmera a cada lado decorando la parte inferior.
Llama también la atención el baldaquino barroco de columnas salomónicas, inspirado en el de la Basílica de San Pedro del Vaticano.

La devoción al santo diácono Vicente está muy extendida en Aragón, ya que este santo nació en Huesca allá por el siglo III. En la Capilla llama la atención la fachada churrigueresca, labrada en estuco y mármol negro y sus pilastras ricamente decoradas, contrastando con la sobriedad de su retablo neoclásico.

En los muros, se pueden observar dos pinturas sobre el juicio y condena de San Vicente, y su martirio.

La Seo dedicó una capilla a estas santas debido a que fue el día de su fiesta, un 18 de julio de 1318, cuando la Diócesis de Zaragoza fue elevada a la categoría de Archidiócesis, y la catedral a Metropolitana.

En 1474 ya se documenta la existencia de una capilla con esta advocación, pero la actual fue fundada en el siglo XVII por don Mateo Virto de Vera, inquisidor apostólico del Reino de Aragón, como panteón familiar. Cabe destacar su sobria portada protobarroca y su retablo de un solo cuerpo con columnas corintias.

Fundada en 1587 por el infanzón zaragozano Jerónimo Ferrer Cerdán a modo de panteón familiar, tiene una arquitectura del siglo XVI que muestra su estilo renacentista en la portada en forma de arco triunfal, en el entablamento bajo un frontón curvo, en la reja y en la bóveda de crucería de estilo manierista.

En la calle central del cuerpo principal del retablo destacan los relieves de las virtudes: Prudencia, Caridad, Fe y Esperanza.

Esta capilla es la también llamada “del Monumento”, debido a que aquí se ubicó el Monumento Eucarístico del Jueves Santo en la reforma que se realizó a principios del siglo XVIII.

Su portada churrigueresca muestra relieves con los instrumentos de la Pasión, el Libro de los Siete Sellos, bustos de la Virgen y San Juan Evangelista; todo culminado por la imagen del Padre Eterno.